viernes, 25 de marzo de 2011

El Español en la Constitución


“El Español en la Constitución”.
   Manuel Matos Moquete. Diario Libre, 17 de noviembre de 2009.



El ilustre escritor dominicano, Manuel Matos Moquete, nos expone en un artículo publicado, en el diario libre, el pasado 17 de noviembre del 2009, titulado: “El Español en la Constitución”, sobre los aspectos más relevantes de nuestra lengua, el español. Cuyos matices, hasta constitucionalmente, han sido precursores de la preservación de la patria, nación y cultura del pueblo dominicano, a través de todo lo ancho y largo de nuestra historia, y más aún en los casos que nos hemos visto amenazados por potencias extranjeras, donde siempre, y gracias a la fortaleza de nuestro idioma, hemos salido a flote, levantando  muy en lo alto el estandarte de la nacionalidad dominicana.
Así pues, puede observarse como se acoge sobre el escrito la divisa de La Academia Dominicana de la Lengua, cuya frase nos suscita conciencia y nos hace sentir más dominicanos y dominicanas de lo que en realidad somos, diciéndonos: “La lengua es la patria”. Aquí, se exhibe la complejidad de la cultura, una característica que debe corresponder a cada nación, la de compartir medios permisibles que consientan una conexión desde su acontecer histórico en los ámbitos político, social, económico y religioso, hasta la concretización del traspaso generacional por vía de la comunicación, socialización y expresión verbal, propias de un pueblo único.
Por lo tanto, tal y como, Manuel Matos Moquete, lo expresa: somos una patria que guarda capítulos cruciales que evidencian la vinculación del español con la defensa de la nacionalidad dominicana. Esto es así porque ante situaciones momentáneas, reportadas en nuestro anteceder histórico, el territorio dominicano aparece dominado, intervenido y ocupado por otras culturas e ideologías muy distintas a la nuestra, véanse casos como: la dominación haitiana (1822-1844), ocupación norteamericana (1916-1924) y la intervención norteamericana (1965-1966), pues, sobre la fuerza y agresión aplicadas, por cada potencia foránea, se ha impuesto la lengua como fomentadora de nuestro nacionalismo, de nuestro amor a la patria. En ese mismo orden, es bien sabido por la historia que en cada ocasión el país ha salido victorioso, sin dejar rastros o huellas ajenas que llamen a la aculturación de los integrantes de esta nación, o al debilitamiento del sentimiento nacional que nos une como un solo pueblo. Por el contario, todo lo ocurrido ha sido objeto de reflexión, para fortalecer, aún más, esas pequeñas cosas que nos unen, y otras muy grandes como el habla dominicana.
Ahora bien, está claro que en Republica Dominicana se habla una sola lengua, su idioma nativo y nacional, el español. No obstante, esto no significa que no se encuentre amenazado por otras lenguas y culturas. Ante esto, se hace necesario un reconocimiento legal y constitucional del idioma oficial por parte del Estado Dominicano, ya sea en busca de proporcionar una protección legítima  y amparada por la ley o, ya sea, para hacer de la lengua una insignia distinguida por el propio estado como identificación univoca del pudor cívico-nacional de todo dominicano.
Por esto,  nos alegramos de que se haya hecho una realidad lo contemplado en el artículo número 25 del proyecto de la reforma constitucional del año 2009, el cual logra modificar satisfactoriamente la Carta magna del 2002 en innumerables aspectos, viéndose en nuestro trabajo como cambio de más importancia  la consignación del idioma oficial, ya que en la actualidad nuestra constitución vigente estipula, en su artículo número 29, al español como lengua oficial del estado dominicano. Esto, como tal, debería llenarnos de orgullo y hacernos sentir, al mismo tiempo, más propios, autónomos e independientes como estado, patria y nación.
Tras esto, es posible afirmar que hemos avanzado, ya que al comparar textos jurídicos de naciones extranjeras como por ejemplo: Francia y España, vemos que ambos estados establecen en su constitución el idioma que les compete o corresponde a cada cual como lengua oficial de su estado, mírense: francés y castellano. Por consiguiente,  reiteramos que el estado dominicano, al reconocer su idioma oficial constitucionalmente, ha dado un paso gigantesco.
En fin, y retomando lo expuesto, exhortamos al lector a que se haga parte de esto,  para que juntos declamemos, una nueva patria ante un nuevo renacer nacionalista, involucrándonos en cambios que tienen que cambiar, al tratar de no caer hasta un nuevo empezar, para que entonces se grite a los cuatros vientos y en un mismo idioma: “fuiste y eres gloria, patria querida, fuiste y aun eres orgullo para toda la nación, una gran inspiración, por eso te ofrendo toda mi vida, mis triunfos y todo mi corazón”.

Jeremy Jiménez                                                                                                                                         Muchísimas Gracias.

Fuentes:
Constitución Dominicana 2010.

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